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El amor equivocado.

27/7/09 |

Capítulo 8.
A mi lado derecho se sentó mi buena amiga Laura; a mi lado izquierdo se sentó mi buen amigo Georg; al lado de Laura: Simone y al lado de Georg: Gustav. Y para no poder comer tranquila, Tom se puso enfrente de mi para que pudiera observarle bien y recordarme porque lo quiero tanto, y enfrente de Laura para suerte de ella tenía a su Bill que pude fijarme como se cruzaban miradas amistosas.
-No se si lo sabéis-Bill se dirigía a nosotras-. El dieciséis de octubre estamos en México en los MtvLa-dijo con su enorme sonrisa.
-¡En serio!-miré a todos emocionados-. ¿Cuántas veces estáis nominados?
-Nada más y nada menos que...
-¡Cuatro!-Tom no dejó terminar la frase a su hermano y Bill lo miró por el rabillo del ojo.
-¡Eso es fantástico!-miré a Laura.
-Es que en serio os lo merecéis, sois un grupo con demasiado talento- dijo Laura.
Supuestamente lo estaba diciendo para todos pero, tan solo miró a uno: Bill. Los dos sonrieron como bobos y los demás que estábamos en la mesa nos dimos cuenta.
-Ahora que estás hablando de celebraciones...-salté-...la semana que viene es nuestro cumpleaños...
-¡Cierto!-saltaron todos eufóricos.
-¿Nuestro?-preguntó Georg frunciendo el ceño.
-Si, el mio también es-respondió Laura-. Lo vamos a celebrar el siete.
-¿El siete es tú cumpleaños?-le preguntó el amable Bill.
-No-sonrió. Es el ocho solo que lo ponemos en medio.
-Si, el caso es que no conocemos aqui lugares donde celebrarlos ya que, cuando yo vivía aqui no es que saliera a muchos sitios que digamos-sonreí.
-Conocemos un montón de lugares donde la fiesta está asegurada-me explicó el chico que estaba enfrente de mi-. Podríamos ir mañana a una disco-nos propuso.
La idea nos pareció a todos bien.
-Pero eso sí-levantó su tenedor-. No antes sin haber ido a cenar.
Me pareció super raro ese momento. Tan solo me miraba a mi y me sonreía como solo él sabe hacer que una mujer cayese rendida a él.
-Tom, ¿ves lo listo que puedes llegar a ser cuando utilizas la cabeza?-dijo su hermano irónico.
Todos nos reimos.
-Ya, si no fuera por esto-se señaló su cerebro-no estarías con vida.
Bill chasqueó su lengua y no pude evitar el reirme al recordar esos tiempos. Al verme los chicos así no pude evitar pegarles la risa y nos tiramos varios minutos tocándonos la barriga y quitándonos las lágrimas.



-Simone, gracias por la cena estaba todo delicioso.
Georg y Gustav ya se habían ido a su casa; nosotros estabamos en su puerta despidiéndonos de ella.
-No hay de que-me sonreió dulcemente-. Cuando queráis podéis venir tú y Laura-nos propuso-. Ahora Gordon está de trabajo así que...-inclinó la cabeza para volver a sonreirnos.
Miré a Laura con la mirada achinada.
-Te apetece, ¿no?
-Por supuesto, como vengamos aqui todos los días cogeremos unos kilos.
-Así estoy yo.
Tom para presumir se subió la camiseta y dejó ver sus abdominales que en ese momento los pelos se me pusieron de punta.
-No te hagas el chulo que yo también estoy así- intervino su hermano.
-Tú no tienes estos abdominales, chaval.
-¿Por qué no dejáis de intentar impresionar a las chicas? Seguro que salen escandalizadas-dijo su madre con sorna-. Buenas noches chicas.
-Buenas noches-le contestamos con una sonrisa.
Simone se entró y nos quedamos los cuatro en la puerta de Simone, nosotras estábamos en el escalón de abajo y ellos en el de arriba y, da la casualidad de que justo yo tenía a Tom delante de mi y Laura a Bill.
-Oye Sam-me dijo Tom-. ¿Puedes venir?
Me llevó apartados de los otros dos. Supuse que lo que quería Tom era dejar a su hermano con Laura para ver si se llegaban a conectar.
Me apollé en un cadillac todo terreno negro plateado.
-¿Es tuyo?-señalé con el pulgar.
-Si, ¿te gusta?
-No está mal-me encogí de hombros-. Pero tendrás que saber que yo de los audi, ferrari, hummer y los escarabajo no salgo.
Tom agachó su cabeza para reirse y reí yo también. Tom se había acercado demasiado a mi y cuando paramos de reir me puse tensa. Cruzamos nuestras miradas unos segundos y Tom me dijo algo que ya se me había olvidado.
-Quiero hablar contigo de lo de la fiesta.
Entonces me incorporé, me puse más nerviosa de lo normal y fui donde mi amiga Laura.
-Tom..ehm..ya es tarde ¿no es así Laura?
-No-se quejó.
La cogí del brazo y fuimos a cruzar la calle.
-Mañana nos vemos, ¿vale?-les dije-. Que descanséis.
Laura les despidió con la mano.
Cuando entramos me fui directa a mi habitación.
-¿A qué ha venido eso?-se acercó a la puerta.
-¡A nada!-dije mientras me tumbaba en la cama-. Hasta mañana, buenas noches.
-Estás loca, ¿lo sabías?
-Si y por eso te caigo bien-miraba al techo.

Eran las doce y media del mediodía cuando mis ojos se abrieron. Me restregué los ojos, me estiré un poco y salí a hacer compañía a mi amiga que llevaría aburrida bastante tiempo.
-¿Laura?
En el salón no estaba y empecé a mirar por las demás habitaciones de la casa pero Laura, no estaba. Entonces oí el sonido de las llaves y escuché la risa de mi amiga, sola no estaba. Fui corriendo a sentarme en un taburete de la cocina y puse mi cara más seria. Mis ojos se abrieron como platos al verla acompañada de Bill.
-¿Sam?-paró de reir al verme y Bill también.
-¿Dónde estabas? Llevo toda la mañana preocupada preguntándome donde estabas-me hice la víctima.
Laura achinó la mirada y mostró su sonrisa.
-Sam, eso no te lo crees ni tú. Aún tienes los pelos de recién levantada.
-Vaya, no cuela-resoplé.
Me fui detrás de la barra y me metí en la cocina a prepararme unos cereales.
-Hola Bill.
-Hola...¡Sam!-me dijo con su reluciente sonrisa.
-¿De dónde venís?-pregunté intrigada.
Bill se acomodó en mi sofá mientras se cruzaba miradas con Laura que estaba de pie.
-Pues...he ido a comprar unas cosas-Laura me enseñó una bolsa-y me he cruzado con Bill.
-Amm-llevé la cuchara con cereales a mi boca-. Y dime Bill, ¿no es demasiado temprano para ti estas horas?-le dije con sorna.
-Ya pero, he tenido que ayudarle a mi madre a unas cosas.
-Ya, claro.
No me lo creía. No se como pero Bill se olía que Laura iría a salir temprano y este hizo lo mismo. Parecían dos tontos, no hacian otra cosa que mirarse y reir, nunca he visto a mi amiga así y mucho menos a Bill. Por Dios.
-Creo que me voy a ir a la habitación-vi que estorbaba.
-No te preocupes Sam-Bill se levantó rápidamente y se colocó al lado de mi amiga-. Tengo que irme, esta noche nos pasaremos mi hermano y yo sobre las ¿nueve y media?
-¿Esta tarde?-pregunté enarcando una ceja.
-Sam, ibamos a quedar para cenar-me recordó mi amiga.
-Ostra es verdad-me di un golpe en la cabeza-. Si sobre las nueve y media estará bien- dije esperando la aprobación de mi amiga.
-Bueno, que os lo paséis bien esta tarde.
Bill alargó su brazo para acariciar el de Laura.
-Si Bill, nos lo pasaremos en grande.
Me pareció que les interrumpí el intercambio de miradas porque Bill retiró rápidamente su mano del brazo de Laura y se dio media vuelta para abrir la puerta.
-Se me olvidaba.
Bill se dio la vuelta y se dirigió a mi, que milagro.
-David se une con nosotros en la cena.
Al acordarme de su manager puse los ojos en blanco de felicidad pero no pude decir nada porque justo estaba másticando asi que lo dije torpemente.
-¿David?
-Cuando hablamos con él y le dijimos que estabas aqui no le hizo falta que le invitaramos.
-¡Guay!
-Bueno ahora asi. Adiós.
Mi amigo que iba vestido con unos simple vaqueros una sudadera y una gorra, se marchó por donde había venido y Laura tenía la mirada perdida y con una sonrisa de oreja a oreja.
-Que bonito, ¿no?-dije con sorna.
-¿Qué pasa?-me preguntó al ponerse a mi lado.
-Nada, el amor que es muy bonito.
Laura resopló.
-¿Bill y yo?
-Si venga no me diras que no se le nota que le gustas, a ti se te nota de contado pero a él, te aseguro que no lo he visto así nunca.
-Me diiste que se enamoró una vez.
-Si pero te puedo asegurar que no se comportaba así.
Al menos que yo recuerde, es que con la única que yo le veía hablar era conmigo y si tenía conmigo momentos dulces pero tan solo era amistad.
-¿Qué vamos hacer esta tarde?
Mi amiga me cambió de tema.
-No lo se. Primero tenemos que pensar si tenemos para comer.
-Tía si fuimos ayer a comprar.
-Cierto. No había caido. ¿Cuándo quieres comer? Como veras yo no tengo mucho apetitio-me toqué la tripa.
-No si ya hija. Pues yo no tengo mucha hambre tampoco. ¿Te apetece si damos una vuelta?
-¡Claro! Podríamos llamar a estos-hice un gesto con la cabeza para la casa de ellos.
-No es que se iban ya.
-Mírala ella como se sabe ya su vida-me salió una sonrisa maliciosa.
-A ver me ha preguntado él que que ibamos hacer esta tarde que le hubiera encantado quedar con nosotras si no fuese porque tenía que irse-me explicó.
-Ya, claro.
-Eres insoportable Sam.
Me pegó un pequeño empujón.
-Me lo suelen decir.
Para no seguir más con el tema porque sabía que al final iba acabar enfadada, me fui hacia mi habitación.
-Ahora salgo, me voy a vestir.


Eran las nueve en punto de la noche y aún nos quedaba bastante para estar arregladas debido a que, hemos estado toda la tarde de compras, resulta que, encontramos un centro comercial y ¡estaban en rebajas! Como me alegro de que sea mujer, no fuimos a mi casa a comer tuvimos que comer unos bocadillos para tener más dinero para poder comprarnos buenos modelitos que por cierto, llevamos esta noche. Esta noche Laura llevaría unos pantalones cortos rojos, con una camiseta de palabra de honor negra larguita y que tenía los filos rojos para ir a juego con los pantalones; los zapatos eran mios, eran unos tacones de punta redonda y de color rojo también y que tenían buena altura. Ha decir verdad mi debilidad son los zapatos y más si son tacones y bien altos. Yo llevaría un mono vaquero pero, la parte de alante era abierta; me puse una camiseta de tirantas negra con unas pequeñas letras doradas, los zapatos me los acababa de comprar y eran negros con la punta cerrada y redonda con un pequeño lazo de adorno y por supuesto, bien altos. Me puse una fina diadema negra y con el cabello suelto y liso al igual que mi amiga.
-Dame el lapiz negro, Laura.
Aún nos quedaba el maquillaje.
-¿Así están bien?-me preguntó mi amiga cerrando los ojos para que le viese el color de la sombra.
-Están perfectos.
Ding, dong.
El timbre sonó, debían de ser ellos.
-Yo ya estoy lista-dijo Laura retocándose el pelo-. Ya abro yo.
Asentí mientras ponía brillos a mis carnosos labios. Escuché que Laura abrió la puerta y oí primero la voz de mi enamorado seguido de su hermano. Tom ya habría piropeado a Laura.
Me eché unas gotas de mi perfume y salí para a fuera.
-Ya estamos.
Pude observar que mi enamorado vestía básicamente igual, con su gorra, su camisa XXXL de color amarillo y sus vaqueros mega anchos.
-Bill vamos a ser los más envidiados esta noche-dijo Tom luciendo su mejor sonrisa.
-Eso pareche-el nombrado dio un chasquido a su lengua.
Bill llevaba una camiseta negra con unas letras blancas a lo grande y con una chaqueta de cuero roja y negra que molaba muchísimo a decir verdad; llevaba unos vaqueros no muy ajustados con lo que parecía unas botas de cowboy que también estaban bien y no con su melena para arriba sino, liso, le queda mejor así.
Flipo con estos dos, son tan iguales pero tan distintos. Es lo que más me ha llamado la atención de ellos, gustan igual pero diferente, es que es un poco difícil de explicar.
-¿No váis a coger chaquetas?-nos preguntó Tom.
-Si, claro.
Laura y yo sacamos nuestros nuevos abrigos que eran muy elegantes y abrigaban un montón, nos gustó tanto que decidimos ir como gemelas.
-¿Y Gustav y Georg?-pregunté por mis otros dos amigos.
-No están esperando con David-me explicó Bill.
Al salir de mi casa, Tom me abrió la puerta del copiloto de su Cadillac.
-Quien eres tú y que has echo con mi amigo-dije toda seria.
Tom se rió y yo también.
-Sam, siempre he sido asi de caballero.
-Mentira-Bill saltó por detrás que ya estaba montado en la parte de atrás con Laura.
-Tú calladito o si no te vas andando-amenazó a su hermano pequeño con una dulce sonrisa.
Tom volvió su mirada en mi, me sonrió una vez más y me monté en el coche. Al montarse él me miró otra vez sonriente y se colocó el cinturón que acto seguido hice yo también.
-Seguridad ante todo-me dijo.
-Él es especialista sobre todo en el tema de los condones, seguridad ante todo-dijo Bill riéndose.
Nos hizo gracia incluso a Tom y empezamos a reir.
-Bill, te estás pasando luego no me vengas lloriqueando que si me quieres mucho, que si tal-empezó a hacerle burlas.
-Sí más quisieras-resopló Bill.
-No cambiais no-observé.
Tom no contestó y tan solo se limitó a lucir su dentadura con su sonrisa más picarona, la que más me gusta. Me ruboricé y tuve que mirar para el frente.
-Esto...llegamos tarde.
-Es verdad.
Tom arrancó su coche y nos dirigimos hacia el restaurante.
-¿Está muy lejos?-preguntó Laura.
-Que va, con lo que corre Tom estamos ahí en nada.
-Cierto-contestó Tom mirando por el espejo.
Quise ver el paisaje y no hablé de nada, ni Tom tampoco salvo Laura y Bill que oía cuchicheos pero no prestaba la mayor atención.
Tom paró el coche enfrente de un restaurante al que no pude verle el nombre pero, se veía muy agradable y muy bonito. Salimos y Tom le dió las llaves al aparcacoches, después vino y se colocó a mi lado. Al entrar Tom y Bill se acercaron a un chico jóven que atendía a los clientes.
El chico, nos condujo donde estaban los demás, pude ver a David que levantó la mirada y me vió; como todos se quedó unos segundo dubitativo porque no sabía si realmente era yo pero, mi cara no cambia y se levantó con una enorme sonrisa dejando a Georg y Gustav en la mesa. Yo también lucí una espléndida sonrisa, en verdad me alegraba de volver a verlo, ha sido muy bueno conmigo cuando acompañaba a los chicos, siempre nos quedábamos los dos viendo sus actuaciones y era y espero que sea muy divertido.
-Sam-me dijo mientras abría sus brazos para darme un buen abrazo-. Que cambiada estas, cuanto me alegro de volver a verte.
-Yo tambien. No sabes cuanto he echado de menos que me toques el pelo para cabrearme contigo.
David se separó de mi riéndose.
-Ahora será mejor que no te lo toque lo llevas muy bonito y se que ahora si puedes llegar a matarme.
Reimos. Nuestros acompañantes se sentaron ya en la mesa redonda. Me senté al lado de mi amiga y al lado de David.
-Hola chicos-saludé a Gustav y a Georg mientras me quitaba la chaqueta-. ¿Cómo vais?
-Con hambre-dijo Georg tocándose la tripa.
Reimos. Me di cuenta que siempre se me olvida presentar a mi amiga.
-Ohm David-me eché hacia atrás para que se pudieran ver-. Esta es mi amiga Laura-señalé para ella-y este es David-señalé para él.
Los dos se dieron la mano.
-¿Y cómo te ha ido por España?
-Pues me ha ido muy bien-asentí con la cabeza.
-Me alegro-me dijo con su sonrisa-. ¿Y los estudios?
-Laura y yo acabamos de terminar el instituto por eso hemos decidido darnos un mes de relax antes de enviar solicitudes a las universidades.
-Eso está bien.
-¿Has sacado todo sobresaliente?-me preguntó Tom con una sonrisa burlona.
Achiné mi mirada porque sabe perfectamente que el estudio como a ellos no se me daba bien.
-Pues no-dije entre dientes-. Yo me conformo con el aprobado.
Tom seguía riéndose burlón.
-Sabes que te lo digo de broma-intentó arreglarlo.
-Ya claro.
-Y hablando de los estudios-saltó Gustav-. ¿Has tenido tú fiesta de graduación?-me preguntó.
Me encanta Alemania y más el instituto, en todos los institutos al terminar hacen un baile de graduación y por eso mismo tenía tantas ganas de graduarme, de poder ponerme un vestido largo y bien bonito y bailar a la luz de la luna con Tom, pero...
-No-puse cara de tristeza.
-¿Aquí hacéis?-preguntó mi amiga.
-Que pena Sam, con las ganas que tenías-me consoló Bill.
-Pues si, se pasaba horas y horas deseando graduarse para tan solo el baile-le explicó Tom a Laura.
-Hasta a mi me rallaba la cabeza-sonrió David.
-Es que no se, cuando veía a los mayores con sus vestidos, despidiéndose de sus amigos porque se van a la universidad...me encanta-dije con una risita tristona.
-Bua eso a mi también me encanta, ¿sabes? Yo pedí que hicieran eso en mi instituo pero-Laura se encogió de hombros-no quisieron. ¿Y quién se supone que tenía que ser tú pareja?-me preguntó con una sonrisa pícara.
Ahora que recuerdo iba a ser uno de los chicos, que yo quería que fuese Tom pero, no era cien por cien asegurado ya que tenían que pasar una prueba.
-Teníamos que acertar una pregunta suya y uno de nosotros cuatro-Bill les señaló y a él- quien la acertara, bailaría con ella.
Laura saltó a reir cuando giró su cabeza y yo asentí porque sabía que me iba a decir, ¿de verdad?
-Ya sabes, nuestra hermana, todos la queríamos llevar a ese baile-dijo Georg sonriéndome.
-¿Qué van a tomar?
Una chica jóven se nos acercó a tomarnos nota.
-¿Qué os parece un vinito para celebrar la llegada de Sam?-nos propuso David.
-Si, ¿por qué no?-dijo Tom.
-¿Os gusta chicas?-nos preguntó el manager.
-Nosotras probamos de todo-cedí.
-Pues nos pones el mejor vino que tengas.
-Vaya que soy yo no hace falta tirar la casa por la ventana-les dije.
-Nada, nos traes la mejor que tengas-me ignoró-. Cuando traiga la botella pediremos para cenar.
-Está bien-se fue.
-Por cierto-David se dirigió a mis cuatro amigos-. Tengo que llamar ya al hotel de Guadalajara, ¿váis a llevar a alguien?
Bill miró a Tom.
-La verdad es que habíamos pensado en si podíamos llevarlas a ellas.
-¿A quien? ¿A nosotras?-dijo Laura con los ojos bien abiertos al igual que yo.
-Si bueno si no tenéis otra cosa que hacer-nos sugirió Bill.
-Me parece una idea estupenda, estaría bien tener a nuestra mejor amiga en los premios-Gustav intervino.
-Por mi sería estupenda y por Laura ya ni te digo-mi amiga sonreía-. Pero no queremos ser ninguna molestía-miré a David.
-Si exacto- Laura también miró a David.
-No es ninguna molestía-dijo el manager sacudiendo la cabeza-. Es más sería genial-nos sonrió.
-Pues ya está dicho-Bill dió un golpecito en la mesa con una sonrisa mirándonos-. Os venía a México
Reimos.
-Qué emoción-pude decir.

2 comentarios:

Grecia dijo...

ohoh , no entiendoo mui bien esto sabes, esq crei qee algo despues iba a pasar con bill .. pero ahora bill esta mas pendienteee de lauraa o eso creoo ..ohoooho sacam de la duda!!


.. jaa! x otrooo ladoo me encantoooo sabess erss geniall siguela porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

un bso suertee =)

♥TH Måяy◦TH♥ dijo...

Grecia, tan solo tienes que esperar al final =).
Verás como te gustará
Gracias por tu comentario, cielo !!