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El amor equivocado.

23/7/09 |

Capítulo 6.
Primero: arreglamos la casa; segundo: nos arreglamos nosotras para cruzar la calle e ir a ver a la madre de mis dos mejores amigos.
No sé porque razón, un nudo enorme en mi garganta se me formó.
Vamos, es Simone, la de siempre le dije a mi fuero interno. Laura me estiraba del brazo haciéndo fuerza para que cruzara la calle, aún no me sentía preparada.
-Venga Sam, lo habías dicho ibas a verla-arrastrándome por la calle.
-Ya pero, no sé, es que... ¿qué le digo?
-Muy fácil- se paró en seco y abrió la boca con una sonrisa grande-. ¡Hola Simone! soy Sam, si la mejor amiga de tus hijos que estoy aquí en Alemania y he venido a verte y te traigo a mi querida amiga Laura que está dispuesta a ser muy buena amiga tuya.
Me quedé un instante asimilando lo que acababa de hacer mi mejor amiga y tan solo se me ocurrió enarcar una ceja.
-¿Qué?-me preguntó al ver mi cara.
-¿No crees qué te has pasado un pelín?
-Si bueno, pero ahora no estamos hablando de mí-me cogió una vez más del brazo y me colocó delante de la puerta-. Venga tú puedes, eres una máquina ¿qué se le resiste a Sam?-me intentaba animar, y lo consiguía.
-Nada, por supuesto, salvo que ella tiene que saber porque me fui y cuando me vea dirá, mira la chica que se fue porque mi Tom no la quería-dije intentando imitar el dulce sonido de la voz de la mujer.
Laura ignoró mi comentario y se me quedó mirando muy seria.
-Toca-me ordenó.
-No.
Laura me echó una mirada que me llegó a intimidar, bastante.
-Si no lo haces tú lo hago yo-me amenazó.
-No, no ya lo hago yo- sacudí la cabeza y suspiré.
Mi buena amiga, como vio que tardé en tocar, tocó ella por mi...toc toc.
-¡Laura!-me quejé.
-Ui se me escapó-dijo sarcásticamente.
Ahora fui yo la de las miradas pero yo no se la eché en plan intimidante sino, en plan te voy a matar.
Me tensé al oir los pasos de una persona acercarse a la puerta, me apegué más a mi amiga por si los nervios me desaparecían pero nada. El sonido de la manibela moverse y ver tras abrirse la puerta a aquella mujer con rostro dulce y amable, de cabello corto y rubio...hizo de mi nudo un nudón, y no sé si existe esa palabra. Mi antigua amiga nos miraba con mirada desafiante, nos miraba bien extrañadas a las que para ella tan solo eramos dos desconocidas jóvenes plantadas en su puerta sin decir palabra.
El silencio se rompió.
-Sois unas chicas muy guapas, no perdáis el tiempo en a ver si conquistáis a la madre para estar con los gemelos Kaulitz, adiós-dijo Simone no muy amable.
Nos iba a cerrar la puerta en las narices pero, el golpe de Laura en mi costillar me hizo reaccionar rápidamente en poner mi pie derecho entre la puerta.
-No es que no hemos venido a por los gemelos-dije en un susurro.
Simone apoyó su mano izquierda en la puerta echándo su peso en ese lado para esperar a oir mi relato, el porque estábamos ahí.
-Pues...esto...-empecé a balbucear.
Laura me miró inquieta, ni Simone ni ella me iban a esperar todo el día a que dijera una palabra así que, lo primero que se me ocurrió:
-Al final es cierto, vas a cumplir tu promesa.
Simone y Laura me miraron aún más extrañadas, Laura no sabía de lo que estaba hablando, Simone, tampoco pero ella lo sabría de inmediato.
-Que en más de una ocasión tendrías que echar a las chicas que quisieran saber por tus hijos.
Yo sonreí al acordarme de aquella tarde en el salón de aquella misma casa en la que Simone advertía de como podemos llegar a ser las chicas cuando idolatramos a alguien y lo que tendría que hacer ella más de una vez, o sea, echar a las chicas.
Simone achinó la mirada, estudiándome el rostro, cuando llegó a la parte de mi mirada supe que iba a saber quien soy puesto, que mis ojos de un marrón chocolate y aquellas pestañas tamaño XX sin falta de Rimmel, Simone no ha conocido a nadie más que yo.
-Samantha...-dijo en susurro mientras se ponía una mano en la boca.
Yo asentí mirando a Laura que esta sonreía plácidamente.
Antes de que pudiera reaccionar Simone, me tenía en sus adorables brazos, la rodeé fuertemente. Cuanto de menos he hechado a este perfume, a estos cálidos abrazos a parte de los de mi querida madre.
Simone se separa para verme de arriba abajo, tenía los ojos llorosos y me contagió; sonreímos como bobas y nos volvemos a abrazar.
-Chica sin vergüenza que ni siquiera me habla por teléfono-me reprocha, lo sabía.
Mi reacción soltar una carcajada.
-Siempre le he dado saludos a mi madre mientras hablaba contigo y le decía que te cuidaras o,¿es mentira?
-Si, si-afirma sonriente y me vuelve a mirar-. Como has cambiado Sam, estás guapísima, verás cuando mis hijos te vean-se puso una mano en el pecho emocionada.
Pero sus hijos no me irían a ver así que, se me fue un poco la sonrisa.
-Pero pasad, pasad. No os quedéis en la calle.
Nos hizo pasar a empujones.
Aquella casa seguía igual, salvo algunos muebles nuevos, seguro que rotos por Bill y Tom. Me siento en aquel sofá de color granate nada más entrar que está el salón mientras mi amiga Laura está en las nubes observando lo que es la casa de la madre de su querido cantante;por otro lado, Simone nos prepara unos refrescos y algo para picar.
-Dime Sam-me dijo desde la cocina que estaba al lado del salón-. ¿Qué os ha traido por tus raíces?
-Eso mismo, que son mis raíces-sonrió-. Pues nada que Laura y yo...
Cuando señalo para ella me doy cuenta de que Simone no la conoce.
-Oh que descuido más tonto-me doy un golpe en la frente.
Cuando Simone llegó al salón, nada más dejar la bandeja en la mesa, la cojo dulcemente de su brazo y la aproximo a donde Laura que tengo que darle un golpe en la espalda, varios golpes porque está mirando fotos de Simone.
-Os presento. Laura, Simone, Simone, Laura-se dan dos besos y sonríen-. Está encantada con tú Bill-le confieso.
-¡Sam!-se queja mi amiga.
-No pasa nada-suelta una dulce carcajada Simone-. Ya he visto demasiadas que me han parado a decirme eso.
Simone me mira y empezamos a reir mientras Laura sonríe nerviosa.
-Bueno vamos a sentarnos y tomarnos eso que os he puesto-nos invitó Simone.
-Gracias-le digo mientras cojo el nestea de melocotón que nada más olerlo sabía cual era-. Mi bebida preferida-le digo con una gran sonrisa-. Aún te acuerdas.
-Para no acordarme-mira a Laura que está sentada en el sillón frente a nosotras para explicárselo-. Estaban enganchados con el nestea, tenía que comprar litros y litros.
-No te pases-le reprocho con carcajadas porque sé que era verdad.
Ese era nuestro "alcohol". Simone ríe conmigo. Nos quedamos un instante en silencio.
-¿Y qué tal por España?
-Bien, no me puedo quejar.
-Mis hijos lo pasaron realmente mal con tú marcha, Sam.
Lo estaba pasando muy bien pero cuando Simone aprovechó para decirme eso, me ruboricé y puse cara seria y con la mirada clavada en el suelo.
-Sam, no es que lo estuviera pasando bien tampoco-le contestó Laura.
-Se llevaban demasiado bien.
Ahora empezaron a entablar conversación ellas dos olvidándose de mi.
-Para mi era como la hija que nunca he tenido-colocó su mano en mi rodilla-. Y ella lo sabe, la extrañamos demasiado y más sus amigos, es que era todo el día juntos.
-Ya pero eso se iba a cabar-salté con un tono enfadada.
-¿Por qué?-me pregunta la mujer a mi lado.
-Porque mira donde están ellos ahora, en la fama, conquistando la cima, ¿crees que hubieran tenido tiempo para mi?, ¿crees qué no se habrían olvidado de mi reemplazándome por famositos?
No contesta.
-Creo saber que hablábais de eso y te explicaron que eras lo bastante importante para ellos como para que se olvídasen de ti fácilmente-me recordó.
Caí en la cuenta de que siempre que hago esas preguntas siempre acabo cagándola. ¿Por qué no me estaré calladita lo más mínimo? Miro a Simone nerviosa mientras ella se limita a sonreirme. Ella todo lo arregla con una sonrisa. Laura nos observa, la veo por el rabillo del ojo. Me puse tan nerviosa que me levanté.
-Necesito ir al servicio-dije tartamudeante y en un susurro.
-Sabes donde está-me hizo saber.
Y claro que lo sabía, la última puerta la derecha. Me metí en el pasillo sin mirarlas y nada más desaparecer para ellas, me apoyé en la pared suspirando y bufando con la cabeza echada para atrás. Cuando incorporo mi cabeza a ponerla recta, no puedo evitar entrar en la cocina. Entré a esa reluciente cocina de mármol y a mi izquierda estaba la nevera en la que me pasaba la mayor parte del tiempo en esta casa; a continuación de la nevera se encontraba la hornilla-reí-. Tardaron al menos dos días en aprender ha hacer el único plato que saben: la pasta. Eché un vistazo a ver si recordaba algo más pero no. Salí de la cocina para meterme en el cuarto de enfrente el que era, la habitación de Simone. Me detuve para escuchar las voces de mis amigas para ver si se acercaba alguna, todo normal. Estudié con delicadeza la habitación para ver que encontraba y me paré en una esquina de la habitación que estaba vacía. Simone no ha vuelto a poner un jarrón desde entonces-rio pasándome la mano por mi boca-. Teníamos siete años, era la temporada en la que acabábamos de conocernos, Simone y Gordon salían y nos prohibieron terminantemente entrar en su habitación. Claro, para nosotros lo prohibido se hace más deseoso y empezamos a jugar a pasarnos la pelota entre los tres. Cuando me la pasaron a mi, gracias a mis manos de mantequilla se me cayó en todo el jarrón rompiéndolo. Me puse las dos manos en mi boca abierta, mirando las caras de ellos y el jarrón favorito de Simone roto por mi culpa; sabíamos lo que iría hacer: hablar con mis padres. Bill y Tom no querían crearme ningún problema y se dieron por culpables ellos: ya estamos acostumbrados dijo Tom; no creo que nos haga más de lo que nos ha echo siguió Bill. Desde ese día los consideré mis mejores amigos-sonreí y los ojos se me humedecieron.
Salí de la habitación restregándome un poco los ojos, y la habitación que venía ya era el servicio. Entré, hice mis necesidades y cuando empecé a mirarme en el espejo me vino otro recuerdo. Esa tarde se estaban poniendo los más guapos, se habían puesto hasta los topes del perfume de Gordon, aquella tarde habían quedado con una chica, por aquel entonces Tom era mi mejor amigo así que no me importaba. Los dos habían quedado con aquella chica para besarse por primera vez y a ver con quien se quedaba la chica. Volvimos Bill y yo, si hubiera sido la chica creo que también me hubiera decantado por Tom. Ahora me vino en mente lo que quiero a Tom, que estoy en su casa y que no lo voy a ver en no se cuanto tiempo. Salí del servicio rápidamente para entrar en la última habitación. Ya me daba igual que me echaran en falta Simone y Laura pero, tengo que entrar.
La habitación seguía intacta: a mano derecha el escritorio y arriba la televisión; a mano izquierda el armario y al fondo de la habitación dos camas. Me senté en la del lado derecho la que sería de Bill, toqué los poster de quien era en ese entonces su cantante favorita: Nena. Yo le ayudé a colocar aquellos poster y es más, fui a su concierto con él, la esperé con la lluvia con él, y le ayudé a hacer una pancarta-sonreí-. Me levanté y me senté en la cama de la izquiera que sería la de Tom. Él en cambio tenía posters de tias algo ligeras de ropa-reí- también tiene grafittis y algún que otro poster de Samy Deluxe, las de peleas que teníamos los dos porque a mi me gustaba otro cantante de rap-volví a reir-. Miré al suelo y recordé que cuando nos quedabamos los cinco a domir, colocábamos los colchones en el suelo para ver mejor también la televisión, que claro habían peleas para ver que se ponía y siempre ponían lo que yo puesto que era, la única chica, que ventaja. Me acerqué al escritorio, aqui me ayudaban a estudiar, realmente son más listos que yo.
Bajé mi vista un segundo al suelo y encontré como la esquina de una foto debajo del escritorio. Me agaché y la foto la veía borrosa por mis lágrimas; era una foto de los tres en su patio, Gordon estrenaba cámara.
-¡¿Y dónde está la otra ami..?!
Me tensé. Un chico había entrado y reconocía perfectamente aquella voz. Tom... Al parecer Simone ya le había presentado a Laura y no le había dicho quien soy aún. Sentía como clavaba su mirada en mi espalda. Quería darme la vuelta y abrazarle y gritar de alegría por tenerlo ahí de nuevo pero, hice todo lo contrario, me asusté y me quedé ahí agachada llorando en silencio.

2 comentarios:

Grecia dijo...

ohohhohohoho.. diossss siguelaaa x favorrr me encantaaaaaaaaa.. porrfaaaaaaaaaa siguelaa!

Daniela Camelo dijo...

me encanta tu nove
XD je por ezo
la toi leiendo
ota
ez joujou
me voiii
pon el otro
capi
RAPIDO me muero por
leerlo
^^ biie