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El amor equivocado.

19/7/09 |

Capítulo 5.

Nos pasamos la mañana limpiando, no se de donde saqué las fuerzas para limpiar tanto.
-Uf Sam-mi amiga calló rendida al sofá-. Si que tenía mierda esto.
-¿Y qué esperabas? hace casi cinco años desde que me fui…
-Tengo hambre-me dijo tocándose la barriga.
-¿Tienes ganas de cocinar?-sacudió la cabeza-. Yo tampoco así que dúchate y te llevaré a un restaurante italiano buenísimo-me chupé los dedos.
A Laura le salió una enorme sonrisa y tardó menos de un segundo en ir arreglarse. Vi como se iba y no pude evitar el sonreir. Quise saber más de mi barrio y salí a la puerta. Me pregunto que habrá pasado de mis querido vecinos, ¿la señora Schmutz habrá muerto? Vivía en la casa de al lado de la derecha, era una mujer bastante mayor, siempre que nos veía a Bill, a Tom y a mi en la calle se unía a nosotros para contarnos batallitas de su marido ya muerto; Tom como siempre se burlaba y nosotros reíamos.
Un chico no tan jóven pasó por enfrente de mi casa corriendo y retorció la cabeza mirándome con cara de ver una loca.
-Si es las pintas que se le queda a una después de robar en una casa-mentí y el chico se fue con cara de despavorido, no soporto la gente que se me queda mirando así de descarada y es algo que siempre hago, mentirles exageradamente para que huyan de mi.
No podía arriesgarme a que más gente pasara y se me quedaran mirando así, asi que me entré y para cuando entré a Laura tan solo le quedaba secarse el pelo.
-¡Wow! ¿Qué has echo con mi amiga que tarda tres horas en arreglarse?
Si mi amiga y yo tenemos algo en común es en el tiempo en el que tardamos en arreglarnos. Puedo tardar menos y se que tardo media hora en arreglarme pero, soy chica tengo que hacer cada cosa detalladamente.
-Ya tienes la ducha asi que ya puedes.
Laura me llevó al cuarto de baño y empezó a quitarme la camiseta.
-Oye Laura los lesbianismos no me van mucho-bromeé.
-Tengo mucha hambre son las dos y media, ¡venga!
-¡Ya voy, ya voy!
-Y por tú bien será mejor que no tardes-me amenazó.
Esta chica me va a quitar la vida. Intenté tardar lo menos que pude, en una hora estaba lista así que ibamos a comer a las cuatro menos y algo. Fuimos andando ya que estaba en la esquina.
No pude evitar sonreir como una tonta nada más entrar, aquello seguía igual. Recuerdo en la mesa que siempre nos sentábamos, que recuerdos. Pedí lo que siempre pedía cada vez que venía aqui: lasaña. Es que aqui la hacian buenísima e hice que mi amiga también se la pidiese.
-¡Dios Sam! Esto esta ríquisimo-me dijo Laura mientras se tragaba un bocado de su plato.
-Nunca miento.
Nos quedamos un rato en silencio saboreando la comida y de pronto pusieron Spring nicht de fondo.
-¡Oh! Está canción me encanta.
Empecé a cantarla y no a tararearla ya no tenía miedo a que Laura me descubriese.
-Te las sabes de memoria toditas, ¿a qué si?
-Un poco.
-Se te da bien mentir.
-Lo sé.
-No te lo creas tanto.
Me tiró una servilleta que justo el filo se metió en todo mi ojo, Laura no podía parar de reir y yo tampoco y el ojo derecho me lagrimaba sin parar; la gente se quedaba mirando.


-¿A dónde quieres ir ahora?
Dije a mi amiga ya saliendo del restarante.
-No a un sitio muy apartado, hace frío.
Ibamos con los chaquetones, hacia un día muy feo, dentro de nada se pondría a llover.
-Bueno y querría ver...-me explicó- todo lo relacionado con ellos.
-Entonces empecemos por el instituto.
Era lo más cercano del restaurante.
Por el camino me fijé en que mi amiga tenía una pulsera bien mona.
-¿Dónde te has comprado esa pulsera?
-¿Te gusta?-levantó su muñeca y yo asentí-. Me la compré en la tienda nueva que han abierto en el centro comercial.
-Chachi pistachi.
No supe que otra cosa decir que la típica frase de los gemelos, sería porque estaba en Magdeburg pero es que antes no se me había pasado por la cabeza.
-Chachi pistachi de verdad tú y los gemelos erais íntimos no me lo puedo creer-puso los ojos en blanco.
-¿Por qué? ¿Tiene algo de malo lo qué he dicho?-nos detuvimos.
-Eso lo dicen los gemelos en el DVD, que por cierto, ¿quién de los dos lo inventó?
-Oh-reí al acordarme de aquel día-. Chachi pistachi, pues verás estábamos un día, una tarde como todos los días en el estudio, resulta que acabaron una canción y les quedó guapísima, no se porque Bil saltó: chachi y para acompañarle Tom dijo:pistachi-le expliqué sonriente-. Gustav, Georg y yo nos quedamos con cara de bueno se divierten dejémoslos-volví a reir intentando poner la misma cara que pusimos aquella tarde.
-¿Qué monos no?
-Si, si.
Llegamos a mi antiguo instituto, nos quedamos en las verjas, no podíamos entrar. Es que exactamente todo seguía igual. Empecé a recorrer con la mirada todos los rincones de aquel patio y de acordarme de todo lo que había vivido hasta, ese lugar de allí, en las puertas de la entrada, donde Vanesa descubrió mi punto débil para arruinarme la vida. No pude evitar poner cara de tristeza y de rabia a la vez.
-¿Qué pasa Sam? -mi amiga miró al mismo sitio que estaba mirando-. ¿Te pasó algo allí?-preguntó.
-Allí fue cuando Vanesa descubrió que quería a Tom…pero no quiero recordarlo. El colegio está exactamente igual que desde entonces-cambié de tema- no ha cambiado nada…Salvo esto-sonreí al ver aquella canasta-. Esto por fin lo han cambiado.
-¿Él qué? ¡Sam! No me dejes a medias siempre.
-Lo siento-reí-. Pues ¿ves esa canasta?-asintió- verás…
De momento fue como si lo estuviera viviendo, como si ahora mismo tuviera doce años y estaba en el recreo jugando con mis amigos al basquet.
-¿Qué os apostáis a que meto la pelota y me quedo enganchado?-nos dijo Tom vacilante.
-¡Nada! simplemente porque no lo harás-dijimos todos.
Tom era bueno pero ya para quedarse ahí enganchado como un mono lo veíamos realmente difícil
-No os apostáis nada porque sabéis que vais a perder-nos desafiaba.
-Chico, deja de echarte flores-le dije mientras me acercaba a él y le quitaba la pelota. Me quedé a unos metros de la canasta y encesté. Yo también era buena-. Ni siquiera sabes hacer esto-le desafié.
-Si,¿no?-sonrió-. Venga ¿aceptáis la apuesta?
-Bueno calculando que la canasta no está tan alta y que aunque me cuesta reconocerlo eres bueno…apuesto a tu favor-dijo Gustav.
-Bien, uno-dijo Tom.
-Si, yo también-Georg también apostó a su favor.
-Dos, ¿Sam? ¿Bill?
-Vale, digo que si puedes-me rendí y le tiré la pelota en sus manos.
-Gracias,¿y tú querido hermanito? ¿me apoyas?
-No-sacudió la cabeza-. Seré el único con cabeza y ganaré.
Bill muchas veces iba en contra de su hermano, sobre todo si las cosas que hacia él, Bill no las podía hacer; la mayoría de veces él ha perdido la apuesta pero, nunca se rinde.
-Lo suponía, tú con tal de llevarme la contraria…¿Qué apostamos? Si gano yo te presentas al concurso de "Jóvenes estrellas "
Descubrimos el gran talento que tenía Bill y queríamos que al menos Alemania supiera que en una pequeña ciudad hay un chico con tal talento que puede llegar a lo más alto, además de que, así podrían salir a delante con su grupo, Devilish.
-¿A la tele? Está bien, y tú te quitas las rastas.
-Pero, si me las hice la semana pasada-dijo Tom a ver si colaba.
-¿Aceptas?-le dijo su hermano.
-Vale, allá voy.
Ver la peleas de unos gemelos puede llegar a ser tronchante.
Tom se colocó enfrente de la canastas, a bastantes metros de distancia. Botó la pelota tres veces,Georg, Gustav, Bill y yo nos pusimos en fila india para contemplar el salto. Fue como en cámara lenta, se aproximaba hasta la canasta, pegó un gran salto y lo consiguió. Metió la pelota y ahí se quedo colgado como un monillo.
-¡Qué me decís, os lo dije!- gritó eufórico.
-Uuuu un milagro-dije dando palmas. Lo tenía que reconocer.
-Cierto-rió Georg-. Ahora baja.
-Vaya hombre te ha tenido que salir-dijo Bill enfadado y con los brazos cruzados.
Tom rió.
-Pero baja o ¿te vas a quedar ahí colgado toda la vida, so colgao?-dijo Gustav.
Todos nos reimos, era graciosísimo verlo así de colgado.
-No sabe bajar-se burló Bill.
-¿Qué no? Lo que pasa es que estoy viendo como…-mirando para abajo-tengo que ver como lo haaaaaaaahhhhh.
Plom! Tom se había caido y con la canasta detrás. Nos quedamos unos segundos con la boca abierta y algo asustados pero al ver que Tom se meneaba nos miramos todos y de inmediato tuvimos que quedarnos de rodillas en el suelo cogiéndonos la barriga por el dolor que nos probocaba la risa. Jamás me he reido tanto, creo. Las lágrimas nos salía por doquier y es que encima recordabamos la caida y más nos reiamos.
-Aggg que daño pero no os preocupéis no es nada-dijo Tom dolorido.
-Lo siento Tom es que...
Quise levantarme para ayudarle pero la risa me lo impedía. Bill si pudo aún con risa y se acercó a echarle una mano a su hermano.
-Que bueno me has hecho olvidarme de que he perdido y tengo que ir a la tele, hazlo otra vez por fa-con las lágrimas en los ojos de la risa.
-Muy gracioso Bill-con burla-. Pero a ese concurso vas, ai ai que daño-se tocaba el costillar.
-¡¿Pero qué habéis echo chicos?!-se acercó un profesor.
Los recuerdos desaparecieron.
Laura estaba a mi lado y ella misma podía reirse tanto como nosotros al imaginarse a su guitarrista favorito así.
-¿Qué fuerte no?-dijo con risa-. Y entonces esa es la famosa apuesta por la que Bill tuvo que ir al programa-afirmó.
-Ajá-asentí-. Tom y yo no pudimos ir a acompañarle, estabamos juntos cuando lo vimos por la tele, es que ya apuntaba maneras desde tan pequeño, su hermano y yo sabíamos que ese talento tenía que mostrarselo al mundo, y míralo donde está-miré orgullosa a mi amiga.
-Vosotros no os aburríais no.
-La verdad es que no.
Terminamos de contemplar el instituo e incité a mi amiga a seguir caminando.
-Sam ¿te das cuenta?
-¿De qué estamos caminando?-dije bromeando.
-No tonta-rió-. Me hace gracia, si hubieras seguido con ellos ni te hubiera conocido, estarías siempre de gira con los famosísimos Tokio Hotel y todo….¡genial! Como me hubiera gustado estar en tú lugar.
-Lo cierto es que-se me fue la sonrisa- hablábamos mucho de eso, pero no se... no me hubiera visto ahí de ciudad en ciudad.
-Sam, a ti te encanta viajar-insistió.
-Lo sé pero…-no sabía que decir.
-Vamos que te arrepientes y no sabes como decirlo.
-Si- puse mi cabeza en el hombro de mi amiga-. Pero es mejor así no se. ¿A dónde quieres ir ahora?
-Mmmm no se, creo que no te voy a forzar a seguir pensando en ellos así que…-alzó las manos-. Veamos Magdeburgo.
Di palmaditas.
Para que contaros cada detalle de lo que vimos; le enseñé los sitios más turísticos, le enseñé también los sitios en los que más solía ir cuando viviamos aqui. También nos caimos las dos al cruzar una calle en obras, que risa, siempre tenemos que ir dando el cante.
El otoño daba comienzo, y en el paseo todas las hojas volaban hasta caer al suelo. Me gusta.
Ya oscurecía, compramos algo para la cena y nos marchamos rápidamente a casa.
-Un día agotador-dijimos las dos al tumbarnos en el sofá.
-¿Cenamos y descansamos?-propuso Laura.
-Si, será mejor que sí, mañana saldremos por la tarde ¿no?
-Mmm ¿y por la mañana?
-Laura querida amiga mía, cuando digo que estoy agotada…
-Significa que estarás durmiendo hasta por la tarde.
-Exacto.
Mi pegado capital es únicamente la pereza, por mi me tiraba todo el santo día en la cama pero, me perdería mucha vida.
-Que perra estás echa, ya se de quien se te ha pegado.
-¿Perdón?-no entendia.
-Los gemelos también duermen hasta tarde y Georg.
-No perdona yo era la única- me defendí-. Siempre me quedaba ahí, ya los otros como se aburrían pues me hacían compañía y así hasta que acabé todas las mañanas con un jarro de agua para despertarles, no había manera sobre todo con Tom uuf-reí al acordarme de aquellas mañanas en las que me las tenía que ingeniar para poder despertar a Tom-. Con el que menos vamos con el único que no ha sido con ….
-Gustav-siguió ella la frase
-Exacto, siempre se ponía a ver la tele, los dibujos animados exactamente-sonreí.
-Me hubiera gustado veros-sonrió también.
-Te digo yo que no.
Empezamos a reirnos las dos. Paramos y nos quedamos unos segundos con la mirada perdida.
-Oye Sam¿desde hace cuánto que conoces a los gemelos? Ellos antes vivían en Leipzig.
-Si, los conozco desde que su madre se casó con Gordon, su padrastro, y vinieran aquí a vivir pero, nos llevábamos tan bien que cada vez que nos preguntaban desde cuando nos conocíamos siempre decíamos: desde que tenemos uso de razón-reí.
Laura rió conmigo.
-Lo cierto es que-le quise explicar-, yo fui, creo que fui-rectifiqué-su mayor apoyo, cuando ellos vinieron aquí estaban totalmente deprimidos, les afectó muchísimo la separación de sus padres, se puede decir que yo les devolví la sonrisa, fui yo quien me acerqué a ellos….
Y empecé a acordarme de ese día, en el que mi madre me vistió con un vestido de cuadros, dos coletas y me llevó a conocer a los nuevos vecinos, que habían venido dos gemelos de mi misma edad. Cuando Simone nos abrió la puerta y me tocó la carita, supe que nos ibamos a llevar demasiado bien, ya me trasmitía confianza. Después nos sentó en el sofá e hizo venir a sus dos hijos, los dos con una cara de tristeza inmesa, abatidos, doloridos, sin decir nada, lo que ahora no son y me alegro. Menos mal que pudieron superarlo. Cuando yo los vi así decidí que aunque con mis siete años de edad algo tenía que hacer para que esos dos niños idénticos, sonrieran todo el día; y lo hice, al principio noté rechazo por los dos, más por Tom, a él no le gustaba mostrar sus sentimientos, ahí decidió ser el chico duro de los dos hermanos pero en el fondo, solamente Bill y yo sabemos exactamente como es de dulce.
-Vaya tuvo que ser duro, ellos vivieron la separación, yo cuando tuve uso de razón ya no estaban juntos.
Los padres de mi amiga también se separaron pero como ella dice, no se acuerda, tan solo tenía un año.
-Lo siento-la cogí de las manos para mostrarle mi apoyo.
-Ya me acostumbro-intentó sonreir-. Y Sam.. ahora que me has dicho que tú has sido un gran apoyo para ellos dos ¿no lo pensaste cuando te fuiste?
Tenía toda la razón, y verdaderamente que lo pensé pero tarde. Agaché mi mirada al suelo, me sentía muy culpable.
-Yo…-se me quebró la voz.
-Perdón no quería ponerte en un compromiso sino quieres contestar no pasa nada.
-No, no lo cierto es que lo pensé pero cuando ya lo tenía todo en Madrid no podía dejarlo…Me di cuenta tarde…y bueno…me voy a acostar...se me ha ido el apetito-me fui con los ojos llorosos y acariciando a mi amiga para que viera que no ha sido por su culpa.
-Si claro.
-Buenas noches amichi-intenté sonreir.
-Que descanses.
Me desvestí, me puse el pijama y me acosté sin pensar que lo que hace un momento me había dicho mi amiga. Cerré los párpados ya tras dar muchas vueltas en la cama, me quedé dormida.


-¿Qué vamos hacer hoy?
Eran las tres de la tarde, hace nada me acababa de levantar y tomé como desayuno la comida. Estaba, yo por lo menos en pijama y sentada en el sofá hacien zapping pero, apagué el televisor para responder a mi amiga.
-No tengo ni idea, lo que quieras.
- ¡Eeehh tiiia! que la semana que viene cumplimos diecinueve años-dijo toda entusiasmada- ¿Dónde lo vamos a celebrar?
Buena pregunta, el seis es mi cumpleaños; el ocho el de Laura y lo iríamos a celebrar el siete para estar las dos contentas. Pero celebrarlo, ¿dónde?
-Tía me siento vieja-no pude evitar el decírselo, pero era verdad.
Si cumplir los diecinueve años es un horror, ya voy a llegar a los veinte y tan solo me quedarán diez años para cumplir los treinta. Sé que si empiezo a pensar así normal que esté a la negativa pero, es algo que no puedo evitar.
-Y yo pero bueno-intentó sonreir.
-No se, luego salimos y preguntamos las mejores discotecas.
Pero me vino a la mente una mujera que era bien fiestera y que ella más que nadie sabría donde llevar a celebrar los cumpleaños de los jóvenes, ya que ella tenía dos de nuestra misma edad. Eso era tan solo una escusa, sé que Simone me diría los mismos locales que conozco yo pero, esa era la escusa perfecta para que llegara la hora de que la mujer que quería y quiero que sea mi suegra, me vuelva a ver.
-O no, ya se a quién preguntarle-me levanté y miré para la casa de enfrente.
-¿A Simone? ¿Vas a ir a verla?
-Creo que sí. Ya va siendo la hora.
-¡Tira! -me animó-. Yo voy contigo¿va?
-Vale-reí-. Eres imposible.
-Lo sé- lo reconoció.
Ella iba expresamente a conocer la casa de su querido Bill, no es que estuviera obsesionada solo que, ella es así de divertida, solo quería estar ahí para conocer algo más de él, no sus intimidades y preguntarle a su madre sus cosas más personales claro.

2 comentarios:

Daniela Camelo dijo...

aii
tu fic
esta
muue
weeena
jojo
pero
esta ezta
un pokitin
diferente
a
la de el otro
blog..bno tu
blog pero
antes
baaah
no se si
me entendistes
hahaha
me voe
Biie

Grecia dijo...

siguelaa enserioo me encantaa!!! :D:D:D:D siguela con mas frecuencia porfaaaaaaaaa :D